martes, 22 de mayo de 2012

La importancia de la lectura

De todos es sabido lo importante que es la lectura en la educación Primaria, pero es difícil "enganchar" a los alumnos para que se dispongan a ello. Es por ello que hemos decidido agregar en esta entrada del blog unas pautas para que os sea más fácil.
La educación literaria se centra en favorecer experiencias placenteras con la lectura, es decir, que el alumno disfrute a la hora de estar leyendo un libro y no lo sienta como un esfuerzo o una obligación. Para ello hay que buscar la manera para que empiecen a leer y consigamos conducirles a la lectura. Pero ¿cómo hacer para que el niño comience a leer? Desde que el niño es pequeño hay que introducir la rutina de leerle cada día un poco, teniendo un espacio para la lectura, bien puede ser antes de irse a la cama o en algún rato libre. Dependiendo de la edad existen libros de todo tipo para que el niño disfrute: cuentos desplegables, cuentos con sonido, cuentos de animales, cuentos donde se muestran objetos cotidianos, costumbres típicas de países...
Para poder seguir leyendo más pincha en más información.


En estos cuentos el niño puede ir aprendiendo los diferentes tipos de animales que hay a través de los dibujos, o si el cuento tiene la posibilidad de emitir sonidos puede ir conociendo cuáles son. En otros tipos de cuentos se muestran las costumbres de otros países a través de dibujos y narración. De esta manera el niño va aprendiendo a leer a la vez que conoce aspectos de diferentes países. Con este tipo de cuentos se estimula la afición por la lectura desde una edad temprana. Cuando el niño ya va siendo mayor, tenemos que buscar lecturas que sean acordes con sus intereses y gustos, para así incentivar su disfrute por la lectura. Durante el período lectivo se puede dedicar una hora a la semana exclusivamente a la lectura, teniendo la posibilidad de intercambiarse sus libros para poder comentarlos o compartirlos. Asimismo, si el centro dispone de una biblioteca, sería positivo que ésta pueda ser accesible para los alumnos. De esta manera, se les facilitaría el camino a la lectura. A su vez, la posibilidad de ir a la biblioteca conlleva que el alumno desarrolle otras actitudes tan importantes como las normas de la biblioteca, su funcionamiento...
Trabajando la competencia comunicativa y la educación literaria, se pretenden lograr algunas de las competencias en etapa. Algunas de éstas son la comprensión de discursos orales y escritos, la expresión escrita y oral de manera adecuada en situaciones diversas, el uso de los medios de comunicación social y las tecnologías de la información y la comunicación, el reconocimiento y valoración de la diversidad lingüística del aula y de la comunidad,...
La competencia comunicativa se trabaja mediante actos o intercambios comunicativos de habla, mientras que para reforzar la competencia literaria es necesario que se produzca un acto personal de la lectura. La formación de esta competencia literaria supone un largo proceso en el que se van acumulando las lecturas y referentes. Muchas veces se lee algún texto sin saber qué estamos leyendo, sin enterarnos de lo que se cuenta y, por eso, a lo largo de nuestra etapa escolar, se nos ha dicho en repetidas ocasiones que saber leer es comprender lo que se descifra, pero realmente leer quiere decir comprender, interpretar y valorar el mensaje en sí mismo. Para comprobar si el alumno sabe leer, es habitual hacer pruebas de comprensión oral. En ellas, se reparte un texto a los alumnos para que lo lean detenidamente prestando atención en lo que leen, para que después respondan a una serie de preguntas para ver si realmente han comprendido, interpretado y valorado el mensaje del texto. Este tipo de actividad es conveniente realizarla desde los cursos iniciales de Primaria, graduando poco a poco el nivel de complejidad de las lecturas, ya que el alumno se va a dar cuenta de que no solo basta con leer sino que también es necesario entender lo que dice el texto.
En cuanto a los niveles de la competencia literaria distinguimos tres tipos. Un primer nivel inicial en el que el lector distingue los textos literarios pero sin saber el porqué, ya que lo hace de manera intuitiva en un primer momento. En el segundo nivel el lector se basa en los conocimientos que posee y solo será capaz de razonar en aquellos textos que domine. El último nivel, el más completo, es un resultado de los dos anteriores ya que se combina la intuición con los conocimientos resultantes de la experiencia literaria. Gracias a esta experiencia literaria, el lector se comporta de diferentes maneras a la hora de interpretar un texto por lo que también podemos llegar a distinguir varios niveles diferentes de lectores. El lector competente es aquel que dispone de una completa competencia literaria, lingüística y textual, conoce los diferentes modelos de textos, cuenta con un gran cúmulo de lecturas... El lector implícito es el que más se aproxima al anterior y es aquel que interpreta lo que se incluye en el texto. El objetivo final sería conseguir transformar al alumno para que sea lector y llegue al nivel completo de los anteriores. Para que el sujeto desarrolle una lectura verdadera en la que entienda lo que lee, tiene que poner en contacto una serie de actividades, como la aplicación de estrategias o la construcción del significado. Es lo que se llama el enfoque de la recepción donde se produce un proceso de interacción entre las aportaciones del lector y las del texto, es decir, el lector con sus propios conocimientos y saberes va dando significado a lo que lee y comprenderá en diferente medida los textos.
Sin embargo, este acercamiento de los alumnos al texto literario no es una tarea fácil. Si antes hablábamos de qué hacer para que el niño empiece a leer, ahora hablaríamos de las diferentes metodologías que debe conocer el profesor para animarle a la lectura.
A los niños siempre que se les dice que van a hacer un juego, automáticamente se les cambia la forma de pensar y ya creen que se lo van a pasar bien por tratarse de algo que les gusta hacer. Por eso, una manera de animarles a la lectura es decirles que van a hacer un juego. La motivación y el entusiasmo de ellos crece al saber que van a jugar, aunque para ello sea necesaria la lectura. De esta manera se toman la lectura como algo más divertido y llevadero al tratarse de un juego. Una vez que se les ha dicho que van a jugar, se les explica en qué consiste la actividad. Por ejemplo, que se tengan que leer un cuento para que luego se lo tengan que contar a un amigo suyo (se trabajaría la competencia comunicativa y la competencia literaria). Otra forma sería que tuvieran que leerse una historia o cuento para que a continuación dibujasen el personaje del que se habla en dicha historia. Un modo de animarles a la lectura puede ser que tengan que leerse varios libros, teniendo entre todos ellos algo en común excepto en uno, y tengan que decir cuál es. Es interesante la originalidad que tiene el juego puesto que para conseguir esta finalidad es necesario que se produzca una lectura de varios libros. Otra opción puede ser la de que se les reparta una historia en la que falte el final y tengan que elegir uno de entre varios, los cuales los tendrán que leer ellos mismos para poder elegirlo. Las maneras de conducirles a la lectura a través del juego son varias aunque no todas puedan resultarles divertidas, un libro en el que podemos elegir entre tres posibles finales es “Cuentos para jugar” de Gianni Rodari.
El profesor, por su parte, además de conducirles a la lectura a través del juego, debe tener en cuenta alguna metodología más. Por ejemplo, no es lo mismo tener que leerse una historia clásica que leerse una historia más actual. Resulta más complicado que tengan que leer una historia clásica, pero si existe una mediación por parte del profesor (que les provoque entusiasmo o les despierte la curiosidad por las experiencias del pasado, les haga comentarios o explicaciones acerca de la lectura que van a leer...), ésta puede ser determinante en la aceptación o rechazo de esos textos. Es decir, no sería lo mismo que el profesor repartiera unos textos para que los alumnos lean, sin ninguna motivación ni explicación, a que el profesor antes de repartir estos textos haga una serie de preguntas, dejando con la incertidumbre a los alumnos y tengan la curiosidad por querer comenzar con la lectura. En este caso el papel del profesor cobra más importancia, ya que el alumno tiene que sentirse atraído hacia la lectura y el profesor es la principal referencia que tienen para ello.
A la hora de elegir las obras de la literatura infantil y juvenil debemos conocerlas para poder clasificarlas atendiendo a las edades a las que vayan dirigidas. Los medios por los que podemos conocer estas obras pueden ser a través de libros, páginas de internet, revistas... Uno de estos libros en el que las lecturas están secuenciadas por edades es el titulado “Libros, lectores y mediadores”.
En este libro aparecen más de 600 libros agrupados por edades y se dividen en cinco categorías: una primera dirigida a primeros lectores (hasta 6 años), otra a partir de 7 años, a partir de 9 años, a partir de 12 años y a partir de 14 años.
Las revistas son otro medio por el cual se pueden seleccionar lecturas. Una de ellas es CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil).
En cuanto a los libros, conviene resaltar algunos aspectos importantes que se repiten en muchas obras infantiles y juveniles. Por ejemplo, algunos patrones de conducta de los personajes, ya que suele ser muy general que al perfil masculino se le atribuya el poder y el mal, mientras que al perfil femenino se le atribuya el papel de madre y ama de casa. Otros valores que se transmiten a través de los cuentos son el poder del status social, la sinceridad, la humildad, la malicia, la codicia...
También son varias las historias en las que los reyes no pueden tener hijos o vende el alma al diablo, es decir, generación tras generación se repiten las mismas conductas en varios cuentos. En otros, en cambio, se utilizan las imágenes de los animales para atribuirles acciones que realizan las personas en su vida diaria y de esta manera el niño se da cuenta de las cosas que realizan las personas. Un cuento de este tipo es el titulado “Inés del revés”, en él se muestran las acciones rutinarias que realiza una persona pero en este caso es un animal quien las realiza. El personaje realiza conscientemente las acciones de una manera que no es la habitual. Es lo que se denomina el pacto poético. Me parecen libros adecuados para mostrar al niño la rutina de cada día mediante la utilización de los animales como personajes.
Un libro que nos puede ayudar a valorar las historias infantiles gracias a las aportaciones que se utilizan (imágenes, personajes, narrador, historia...) puede ser “Siete llaves para valorar las historias infantiles”. Las imágenes son una manera de acercamiento hacia la lectura por parte de los niños, puesto que son el primer punto de contacto que tienen. Un libro con imágenes facilita y complementa la lectura en las primeras obras. Los personajes, mediante la parodia y el humor, consiguen que la historia sea más llevadera y mantenga la incertidumbre por continuar la lectura. El narrador, por su parte, tiene la posibilidad de detallarnos o describirnos desde su punto de vista los personajes o cederles el turno para el diálogo. El inicio de la historia es un aspecto imprescindible para que el lector continúe leyendo. Desde un primer momento tiene que atraer al lector.  Algunos de los libros que se pueden encontrar en los medios anteriormente comentados (libros, revistas, internet...) constituyen las obras más representativas, más conocidas y más relevantes y es por ello que aparecen en los documentos curriculares.
En el libro “1001 libros que hay que leer antes de morir” aparecen los referentes de Occidente. De esta larga lista cabe mencionar algunos de ellos: Lazarillo de Tormes, Don Quijote de la Mancha, Robinson Crusoe, Las aventuras de Sherlock Holmes, Las mil y una noches o Metamorfosis entre otros.
Las obras para leer en clase, como hemos podido observar en nuestras prácticas, es el propio docente o equipo de profesores quienes, de acuerdo con el currículum, hacen la selección de los libros, aunque también está la posibilidad de que cada niño traiga un libro de casa y posteriormente se irán intercambiando. En los primeros años escolares, dependiendo cuáles sean las obras infantiles y juveniles seleccionadas, la formación literaria del alumno será de una manera u otra y ayudará para que sea un lector competente.
Por último, el texto literario se considera necesario en la sociedad de los medios de comunicación de masas, es decir, de los llamados mass media. Un alumno acostumbrado a leer tiene la capacidad subjetiva de valorar, criticar e interpretar lo que acumula en sus lecturas, teniendo la posibilidad de crear sus propios pensamientos. Por ejemplo, un mismo libro leído por dos personas diferentes conlleva una valoración distinta ya que cada uno puede crear sus propias interpretaciones. En cambio, todo aquello que se recibe de los medios de comunicación viene dado de una manera que no se puede variar, es tal y como se cuenta y todos lo recibimos igual.


No hay comentarios:

Publicar un comentario